El uso de drones en la
agricultura
Los
drones ofrecen múltiples posibilidades para la agricultura. Pueden sobrevolar
los campos de una forma rápida y captar información diversa gracias a sus
sensores. Esto permite que aquellos que gestionan los cultivos tengan a su
disposición una herramienta para controlar e incrementar la productividad.
Un
solo dron puede monitorizar cientos de hectáreas de forma precisa, evaluando
las condiciones del terreno, con el fin de recoger información sobre la
hidratación, la temperatura o el ritmo de crecimiento de los cultivos. Una de
las funciones más importantes que se atribuyen a estos dispositivos es la
localización prematura de enfermedades. De esta forma se pueden evitar plagas
que arruinen parte de la cosecha.
Toda
esta información proporciona un ahorro de costes significativo para los agricultores.
Evitar las plagas también contribuye a reducir la cantidad de productos
químicos que se emplean en los cultivos. No solo las cosechas crecen de forma
menos artificial sino que no es necesario comprar tantos herbicidas y
pesticidas como hasta ahora. Cuando haya que utilizarlos, los propios drones
los pueden arrojar, al igual que los fertilizantes.
Los
dispositivos pueden controlar cómo funciona el riego y también sirven de
improvisados espantapájaros, al mantener alejadas a las aves. Son capaces de enviar
fotografías e incluso vídeo en tiempo real a un centro donde se observe el
estado de los cultivos. Este tipo de operaciones ya se han puesto en práctica
en algunos lugares. Uno de los países más avanzados en este sentido es Japón.
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